El estudiante nicaragüense Edwin Carcache, uno de los 56 presos políticos liberados ayer en el país centroamericano, reveló que mientras estuvo la cárcel El Chipote, en Managua, le ordenaron que culpara al obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, de las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega.
“En El Chipote estuve ocho días. Durante esos ocho días me sacaron en 26 ocasiones a hacer entrevistas de tres horas y media, cuatro horas y media; entrevistas de dos horas y en el camino me golpeaban, me iban torturando en todo momento. Me exigían que hablara, que acusara a los obispos, que dijera que Monseñor Silvio Báez me pagaba a mí por andar en la calle”, declaró Carcache a Nicaragua Investiga.
El obispo auxiliar de Managua, quien fue trasladado a Roma luego que se conocieran que existían amenazas de muerte en su contra por su apoyo a los participantes en las protestas antigubernamentales, celebró la noticia de la liberación de presos políticos.
"Recibo con inmensa alegría la noticia de que están fuera de la cárcel tantos nicaragüenses que nunca debieron estar allí", escribió en Twitte Báez.
También el dirigente campesino Medardo Mairena, excarcelado este martes, denunció en la sede de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) que le propusieron que a cambio de su libertad, acusara a la Conferencia Episcopal de Nicaragua de organizar un golpe de Estado.
“Cuando estuvimos en 'El Chipote', se me ofreció que, a cambio de mi libertad, que yo acusara a la Conferencia Episcopal, como que ellos eran los que habían organizado el golpe de Estado, un golpe de Estado que nunca existió, algo que nunca hizo la Conferencia Episcopal, que tampoco desconfío de ellos. Como yo nunca acepté, fue el momento en que comenzaron a torturarme ofreciéndome prebendas, que un trabajo, que había dinero, que yo podía salir de la pobreza”, narró Mairena.
Varios excarcelados han denunciado haber sido víctimas de golpes, torturas y hasta agresiones sexuales de parte del régimen nicaragüense durante el tiempo que estuvieron en prisión.